Ungiendo al Enfermo con
Aceite
en el Nombre de Jesús
En
Santiago 5:14-15 dice: “¿Está alguno
enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él,
ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al
enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubieren cometido pecados, le serán
perdonados.”
Este
es el método de sanidad divina en el que se requiere menos fe del enfermo. Pero
eso no significa que no se requiera fe, pues, en Hebreos 11:6 dice: “Pero sin
fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
De
ahí vemos que la fe es necesaria para poder recibir la sanidad. La pregunta es
¿cómo obtenemos la fe para recibir nuestra sanidad?
En
Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de
Dios.” Nuestra fe para recibir sanidad viene de estar oyendo la Palabra de
Dios.
Es
interesante notar, que en este verso se usa la palabra griega Rhema para
palabra. Rhema significa una materia o tema específico; es decir, una materia o tema específico de la Palabra de Dios. Entonces, la fe viene por el oír, y el
oír, por los temas específicos de la Palabra de Dios.
De
ahí vemos que la fe para recibir sanidad viene por estar oyendo una y otra vez
lo que Dios dice acerca de la sanidad divina en Su Palabra.
Si quieres tener fe recibir tu sanidad tendrás
que estar oyendo una y otra vez Isaías 53:4-5; Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24, donde
dice que Jesús tomó nuestras enfermedades y dolencias; y, que por las llagas de
Jesús fuimos curados.
Al ir a la Palabra de Dios sabrás la voluntad
de Dios respecto a su voluntad; y como dice en 1 Juan 5:14-15: “Y esta es la
confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos
que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las
peticiones que le hayamos hecho.”
En
Marcos 1:40-42 vemos una historia que nos muestra la voluntad de Dios respecto
a la sanidad divina: “Vino a él un
leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes
limpiarme. Y Jesús teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó y le
dijo: Quiero, se limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue
de aquel, y quedó limpio.”
El
leproso sabía que Jesús tenía el poder para sanarlo, pero no sabia si era la
voluntad de Dios sanarlo.
En
este pasaje Jesús muestra su voluntad hacia las enfermedades, él tiene
misericordia del enfermo y lo sana. Cuando Jesús le dijo al leproso: “Quiero, se limpio,” le estaba diciendo
al mundo que él quería sanar a todos los hombres. Su voluntad es sanarnos.
En
3 Juan 2 volvemos a ver la voluntad de Dios respecto a la enfermedad: “Amado,
yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así
como prospera tu alma.”
Una
vez más nos encontramos con la voluntad de Dios, Él desea que tengamos salud.
El no desea que estemos enfermos.
Entonces
al hacer la oración de fe por sanidad, estamos orando la voluntad de Dios, pues
Dios quiere que estemos sanos.
Volviendo
a la unción con aceite, podemos ver que en este tipo de oración, el enfermo
llama a los ancianos de la iglesia para que lo unjan con aceite y hagan la
oración de fe por él.
Los
discípulos de Jesús usaron este método en Marcos 6:13, cuando Jesús envió a los
doce de dos en dos: “Y echaban fuera
muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.”
En
este tipo de oración, el aceite es un símbolo de la unción del Espíritu Santo,
y es un punto de contacto en el cual el enfermo desata su fe para ser sanado.
Pero notemos que no es el aceite sino la oración de fe que hacen los ancianos
de la iglesia lo que sana al enfermo.
En
la Iglesia Católica han reemplazado esta oración por sanidad, por una oración
para preparar al enfermo para la muerte. Sin embargo este pasaje dice: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el
Señor lo levantará.” Es decir, el enfermo no morirá, el enfermo se salvará
y se levantará de la cama totalmente sano.
Y
hay algo mas que dice este pasaje: “Y si hubieren cometido pecados, le serán
perdonados.”
Muchos
enfermos piensan que Dios no los va ha sanar porque han hecho muchas cosas
malas. Se sienten indignos de recibir el perdón de Dios. Sin embargo, aquí dice
que sus pecados le serán perdonados.
Así
que, si no tienes fe para recibir sanidad por ti mismo, anda y llama a los
ancianos de la iglesia para que te unjan con aceite y hagan por ti la oración
de fe.
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