Lo tercero que debes de hacer es decirle a la persona que Jesús ya lo ha sanado
Debes decirle a la persona lo que Jesús ya hizo por el: que tomó sus
enfermedades, sufrió sus dolores y que por sus llagas ya fue sanado.
Ahora que ya sabes esto, debes de transmitirlo a otras personas.
Tengo un amigo que hace varios años empezó su ministerio de sanidad y
que se le murieron las 20 primeras personas por las que oró.
Después de estas 20 personas muertas el hermano estaba completamente
desanimado: "Señor, ¿no me mandaste acaso para ministrarpor los enfermos?
"Si," le dijo el Señor; y el hermano le respondió: "¿Y
por qué se mueren? Ahora los hermanos me están llamando el Dr. Mortis, todos se
están burlando de mi, dicen que si voy a orar es muerte segura, ¿que pasa
Señor?".
Y el Señor le respondió: "¿Qué haces cuando vas donde los
enfermos?"
"Bueno Señor, yo simplemente voy a visitar al enfermo al hospital,
le digo que voy a orar por él, le impongo las manos y me voy".
El Señor le dijo: "Mira hijo, estás haciendo mal, mi Palabra dice
que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, el enfermo no tiene
fe para recibir su sanidad y por eso se muere. Lo que tienes que hacer
enseñarle lo que la Biblia dice de la sanidad, luego le preguntas si quiere ser
sanado, y al final lo ministras para que reciba la sanidad, y así será
sanado."
Lo volvieron a llamar al hermano para que ministre a un enfermo grave,
así que el hermano fue e hizo lo que el Señor le había dicho.
Le explicó lo que la Biblia dice en Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y Primera
de Pedro 2:24, donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades, sufrió nuestros
dolores y que por sus llagas fuimos curados; después de eso le preguntó si
quería recibir su sanidad, como el enfermó dijo que si, el hermano lo ministró
y el enfermo fue sanado inmediatamente.
A partir de entonces el ministerio del hermano cambió completamente y
hasta hoy la gente sigue siendo sanada a través de su ministerio.
El hermano había aprendido una gran verdad, debemos enseñarle a la gente
la Palabra de Dios.
Cuando estudiaba en el Centro de Entrenamiento Bíblico formaba parte de
un grupo de evangelismo que visitaba los hospitales los martes, jueves y
sábados.
Íbamos a visitar a los enfermos, les ministrábamos la Palabra y orábamos
por ellos; y muchas veces cuando regresábamos al hospital ya no se encontraban
los enfermos, estaban sanos.
En un día común sucedía lo que me pasó una vez.
La hora de visita en el hospital era de 2 a 4 de la tarde; así que
cuando terminaba el horario de visita nos escondíamos en los baños, las
escaleras o cualquier sitio, y de ahí empezábamos a visitar cuarto por cuarto a
los enfermos.
Un día teníamos que ir a cuidados intensivos, un enfermero tenía a su
tía en estado de coma así que me hizo pasar junto con una hermana.
Llegamos donde la tía, y oramos para que salga del coma, y la mujer de
unos 80 años, salió del coma y nos preguntó: "¿Dónde estoy?"
Unos pacientes del otro cuarto nos llamaron cuando vieron lo que pasó y
nos dijeron que querían recibir lo que la señora había recibido; les
compartimos de la sanidad divina, lo que Cristo hizo por ellos y los
ministramos, uno de los dos que no podía caminar empezó a caminar y la otra
persona que tenía un tumor en la pierna, sentí como se disolvía en mis manos.
Vinieron entonces los doctores y nos sacaron del pabellón.
En esa época no estaba en el ministerio a tiempo completo, solo era un
simple creyente, compartiendo la Palabra de Dios y ministrando a otros.
Todos los creyentes podemos ministrar a otras personas.
Tú puedes orar por los enfermos, Dios quiere usarte a ti.
A tí que estás ungido, a tí que tienes la autoridad, a tí que sabes que
eres sano por las llagas de Jesús.
En Marcos 16:17 Jesús dijo: "Pondrás
las manos sobre los enfermos y se sanarán". En Santiago 5:4-5 dice que
también podemos ungir a los enfermos con aceite en el nombre del Señor porque
la oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará.
Hay muchos métodos para ministrar a los enfermos, el asunto es si es que
tú estás dispuesto a creer y hacer la Palabra de Dios, los milagros empezarán a
ocurrir en tu vida.
Solo tienes que atreverte.
No debemos estar con la actitud que dice: ¿Y si no sana? ¿Y si no pasa
nada? Mejor que el pastor ore.
Yo empecé a orar por los enfermos cuando ni siquiera soñaba que sería
pastor, era un simple miembro de la iglesia.
En realidad, yo empecé a predicar cuando recién me había convertido. Era
un joven de 17 años que predicaba de persona a persona.
Un joven o adulto cualquiera lo puede hacer.
La edad no interesa, una vez escuché a un señor de 60 años que se
convirtió y dijo: "60 años serví al diablo, 60 años serviré a Dios".
y se puso a predicar por todos lados.
Nosotros ya hemos sido sanados por las llagas de Jesús, ahora nos toca a
nosotros ministrar la sanidad.
Ahora nos toca a nosotros ir y ministrar a los enfermos.
Recuerda para ministrar a otros debes hacer lo siguiente:
Lo primero que debes hacer es saber que por el hecho de estar en Cristo
estás ungido para ministrar a los enfermos.
Lo segundo que debes hacer es conocer lo que la Biblia dice acerca de la
sanidad divina.
Lo tercero es ir donde el enfermo, compartirle lo que la Biblia dice de
la sanidad divina, de como Jesús tomó nuestras enfermedades, sufrió nuestros
dolores y que por sus llagas hemos sido curados.
Después de eso ministrarlo usa alguno de los métodos que veremos en las
siguientes entradas.
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